Lili es una niña de siete años que vive en una casita rodeada de un bonito prado con muchas flores. Allí juega cada día con su perrita Lúa.
Lúa es blanca con manchas
marrones y también es muy juguetona. Cuando ve aparecer a Lili, corre a su lado
moviendo la colita de un lado para otro y empieza a chupetearla. A Lili le
encanta que Lúa sea tan cariñosa con ella.
Su habitación está pintada de
lila porque es su color preferido. En ella hay una estantería en la que tiene un montón de cuentos de princesas. Estos cuentos hacen
que Lili al leerlos se imagine a las princesas. Algunas veces ella se piensa que es una princesa, muy
guapa, con un lindo vestido y viviendo en un palacio de un reino en el cual
todas las persona que habitan en él son felices y amables. La ropa la guarda en
un armario con dibujos de sus flores favoritas.
A Lili le gusta muchísimo el mundo de la moda. La ropa que más le gusta son los vestidos y las faldas, en especial las de volantes y con telas brillantes. Sin olvidar las que tienen mucho colorido, sobre todo, los colores que más le gustan.
Cuando le compran un vestido o
un conjunto nuevos, enseguida quiere ponérselo y salir con él puesto para que
todas sus amigas vean lo bonita que
está. Dice que de mayor, además de estudiar, le gustaría ser diseñadora de
modas y modelo.
Otra cosa que le encanta es
cocinar, cocinar platos deliciosos. Su comida preferida es la tortilla de
patatas. Para prepararla lo primero que hace es coger todos los ingredientes
que necesita. Luego, se pone a pelar las
patatas, cuidando de no cortarse con el cuchillo que está muy afilado. Su mamá
está muy atenta para que no se corte y
le ayuda con el aceite y la sartén.
Lili lo pasa de maravilla haciendo galletas de chocolate y
bizcochos. Para hacer las galletas casca los huevos en un bol, le echa harina,
azúcar, mantequilla y levadura en polvo. Amasa todo haciendo una bola y la deja
reposar un buen rato. Después estira la masa y con unos moldes hace varias figuritas.
Las pone en una bandeja y las mete en el horno bien caliente. Cuando estén hechas las baña en chocolate y deja secar las galletitas.
-¡Mmmmmm! ¡Están riquísimas!
En la escuela disfruta escribiendo, leyendo y haciendo
todas las cosas que se hacen en la clase. Cuando escribe historias, son sus
propias aventuras y sus deseos lo que cuenta. Las lecturas le resultan muy
entretenidas cuando las hace en grupo con sus compañeras y compañeros, así no
se cansa nunca de leer. Los problemas de matemáticas son su debilidad, le
resultan muy divertidos porque le gusta mucho hacer cuentas y acertar con la
solución. En música le molan los
instrumentos, tanto que no sabe cuál elegir.
Lili en el recreo juega con
sus amigas y amigos a la pita. Dice que es emocionante porque tiene que escapar a toda prisa para
que no la pillen. Cuando le toca quedar canta una canción que ella misma
inventó con la música de “Frozen”, su peli favorita.
Corre, corre que a ti te pillo yo,
no te podrás ocultar.
Por mucho que tú corras,
tú no te vas a escapar.
Un día en el cole, cuando estaba escribiendo un cuento de una rana viajera que quería recorrer todo el mundo en un avión que ella misma había construido. Y cuando iba en la parte más emocionante que era la de recorrer el mundo, tal y como soñaba, justo en ese momento se le cayó un diente. Avisó algo asustada a la profe ya que era el primer diente que se le caía. La profe le cogió el diente y se lo guardó en un paquetito para asegurar que no se pierda por el interior de la mochila. Lili se apresuró a guardarlo para seguir con el cuento.
Más tarde, quiso comprobar que
el diente seguía allí. No lo encontraba, se había escondido entre las hojas de
un cuaderno. Al no encontrarlo, se lo comentó a su compañera de pupitre que le
ayudó y entre las dos lo encontraron. Para no tener que rebuscar tanto, la
profe le hizo un paquetito más grande y así
podría encontrar su diente sin buscar y buscar.
Cando Lili llegó a su casa, ya
era de noche.
-¡Un diente! ¡Me cayó un
diente!
Y se marchó corriendo a su
habitación para dejar el diente debajo
de su almohada. Pensativa se preguntaba cómo era el ratoncito Pérez y si sabría
encontrarlo en ese sitio. La cena ya
estaba lista y se fue a cenar.
Sentada para cenar le contó a
su familia la historia de su diente, ya
que sin él, no pudo tomarse el bocadillo de la merienda y ahora tenía muchísima hambre. Sus padres le dijeron que
con la cena no tendría problema porque
era sopa, tortilla francesa y de
postre, un yogur con trocitos de fruta y cereales.
Lili se tomó la cena
rápidamente. Dio un beso a sus padres y después
de pasarse por el baño, sin olvidar lavarse bien los dientes, se fue a la cama.
Aquella noche no pudo ser más
larga, Lili no conseguía quedarse
dormida porque estaba impaciente por la llegada del ratoncito Pérez y quería verlo para ver cómo era. Tenía tanto sueño
que al final se quedó dormida.
Al día siguiente cando se
despertó, ¡sorpresa!
El ratón Pérez le dejó un peluche de conejito que brillaba en la
oscuridad.
-¡Qué bonito!
El conejito era rosa con un
arco iris dibujado en la barriga. Al apretar la barriga decía:
-¡Te quiero!
A Lili le hizo muy feliz aquel
conejito. Se fue corriendo para enseñárselo a su perrita Lúa que enseguida le
cogió cariño. Y más cuando Lili le apretaba la barriga, Lúa era tan graciosa
que cuando el conejito decía su frase, ella se ponía a hacer la croqueta.